fantasmas

siento que no hay gratitud sin sacrificio
la vida como sueño en el que despierto

y veo:

llueve algodón
me visto con agua

el viento solar grita su canción
el cielo mira directo hacia mí

tengo los ojos azules
me enamoro y lloro
una copa de vino
llena de veneno
para olvidar

y amo a la tierra
casita
para morir

renazco
más sano

mi espíritu
pasó de taxi
a colectivo
y viaja millones
de veces por segundo
la distancia entre el sol
mi cuerpo
y la tierra

veo:

los fantasmas volar
como algodón llover
y mi vestimenta de agua

novela experimental

El mar de huesos transita un metro por encima mío. Salto, jamás logro alcanzarlo; me lleva a través de un campo interminable.
Todos los días mira a su perro, toma un lápiz y anota en su hoja en blanco. Tiene en mente una novela experimental. Disfruta más del sillón, del cigarro recostado en el cenicero, cuando el cuadrúpedo se encuentra durmiendo; en repetidas ocasiones insinúa fragmentos oniria canina, entre párrafos de descripciones convencionales.
Camino hacia el fuego, a lo largo del horizonte, que tiene la cara de mi madre.
Cuando no entran más palabras en su hoja, se detiene. Borra cada letra y vuelve a comenzar. Profundos surcos de grafito como prueba de un pasado incapturable, es el experimento literario más osado de este humilde y excéntrico servidor. Un blanco donde se lee que algo se escribió. La auténtica novela vida.