biografragua

Efectivamente: quizá exista la manera de nombrarme. En el diccionario no aparecen las palabras: Martin Schencman.

Pero ¿cómo nombrar al Ser? Quizás en lo que se escribe, en lo que encontremos de mí.

Ser número: la gran mayoría opina que encarné hace 24 años.

Tengo un libro auto-editado. Su título: "Hkaleydoscopio". Hoy, después de varios abriles de retirado de la imprenta, pienso que fueron los textos quienes decidieron tomar forma de libro.

La obsesión da frutos, y los frutos buscan idependizarse del árbol, para pudrirse, ser carozo, brote, arboles nuevos. Algunos ven la riqueza en el fruto y no en la semilla. Son lo mismo y no; cajas chinas, uno dentro del otro.

Los libros se encuadernaron en mi escritorio, uno por uno, artesanalmente: mil trescientas veces (aprox.) hasta el día de la fecha. Mis manos pintaron una a una las tapas con variados crisoles de témpera y marcador indeleble.

Buscar lectores en plazas bares y subtes (si los hay) es también parte de mi oficio. Esta parte me hizo ver la manifestación más perfecta del arte: el encuentro cara a cara, la indudable atracción de los cuerpos. La búsqueda en sí misma admite el hedonismo, anida un mismo temor sin siquiera reconocerlo. ¿Y cómo transmitir positividad desde allí?

Escribir me ayuda a mejorar como sujeto, porque las palabras son seres vivos que pueden sumarse entre ellos, para construir ideas. Y éstas nos acoplan con la energía vital.

En la acción de escribir habita cierto calor-medicina, que cuando aparece uno debe concentrarse en que las palabras salgan precisas como espinas y desde el corazón. Al menos si quien escribe quiere ser verdadero, e incluso vivir después de convertirse en un montón de gusanos.

...demo-nada...

Democracia: como si fuésemos cosas y punto, como si nuestros gritos no alcanzaran la eternidad, como si el silencio y los árboles no fueran amigos.

Democracia: ¿morirás auto fagocitada por el uniforme que cubre tu piel, por el casco que te cubre el cielo?

Democracia: La comunidad artificial es el opio de tus intelectuales. Papá murió, no sé si hoy; tal vez fue ayer. Llevále flores, pero esforzáte un poco para que esta vez no sean negras ni de plástico. Por favor mamá.

Ya sé que naciste en la hora menos precisa. Ya sé que una bandera yanqui flamea pegada a tu bandera. En dios confiamos, y sólo le pedimos; que sin indiferencia financie nuestros fores y crevroletes además de la guerra.

Y cuánto necesitamos transportarnos madre de la vida. Cuánto lo necesitamos.

En el misterio de las cuotas olvidaste a tu hijo en el horno, éste se ha quemado como se quema un pan. Ahora escribe.

Tus manos hacen burbujas.

El banquete es interminable; todo lo devoran tus ojos, tus ojos de carne buscan la carne antes que nada. No es hambre: tus ojos son los que comen. Tu estómago digiere cualquier estilo de fascismo, tu peluca rubia tapa lo que hace falta tapar.

Esta es mi voz, madre, somos parte del mismo cuerpo, respiramos juntos, democracia. Y la puta madre que te parió.

Voy vestido de gala a una fiesta a la que no fuiste invitada. Uso el smoking que me regalaste para mi cumpleaños 18, momento en el que me empadronaste y enseñaste a fagocitar al de al lado. Me explicaste que era mi obligación Ir a votar cada tanto, hacer la cola, el cuarto oscuro, ensobrar una esperanza-cara-cartel.
Y me dejaste nuestros compromisos.

Ahora que papá murió sólo quedamos nosotros; pero yo soy ciego de nacimiento (esas cosas de azar…) y a vos te han golpeado tanto que… ¿cómo haremos para caminar? ¿Vendrán nuestros amigos (¿quiénes?) a regalarnos sillas de rueda y bastones de braile, o tendremos que arreglarnos con que vayas al chino a hacer las compras gateando mientras yo intento acompañarte, entre resbalón y porrazo que me doy con las cáscaras de banana que tiran los que van delante nuestro?

Madre querida, nos han dejado solos, sí, y nos han engañado. Fuimos grandes otarios mamita, yo mejor te dejo, me voy al mar, a ver si oyéndolo encuentro algo más palpable que nuestro futuro.

Voy al mar porque de allí venimos. Voy al mar porque conozco demasiado estos cimientos de cemento tan duro, tan rígido como tu obediencia debida.
Me voy vieja, y no me apena tu soledad porque yo apenas puedo con mi pena solitaria.
Todas las viudas tienen derecho a renacer, así que reinvéntate, buscá nuevas formas, dejá lo que te sobre, hay un mundo afuera está esperándote, sí, a vos, y serás bienvenida cuando te animes a levantarte, a sanar las heridas, a comprometerte de manera genuina.

Los ciudadanos saben que hacen falta esclavos para que vos existas mami. Los esclavos no saben más que servirte.

Sin papá el tiempo, cada vez más rápido, siempre implacable, nos embestirá con su mecanismo hasta deshacernos. Y los esclavos y los ciudadanos serán iguales, y entonces ya nadie podrá diferenciar el séquito de la realeza, al simple bufón del refinado artista. No habrá “adiós nonino” porque no habrá quién lo escriba, pobre padre muerto. ¿Qué haremos sin su música? ¿Qué pasará? ¿Nos hundiremos definitivamente en esta ficción que inventaste para entretenernos, o saldremos a la superficie, a la realidad, a esta inseguridad de ser lo que queremos?

Tengo un montón de bellos recuerdos de vos junto a Padre, como cuando firmaron juntos no sé qué cosa. Lo anecdótico es lo de menos. Lo importante es que la nostalgia va muriendo, que la mar está calma; permanecer en democracia es un canto colectivo y nada más lindo que esta familia que somos. Esta familia global, madre, tan estética, tan sincera por momentos, tan rica en ideales y valores humanos. Esta familia sin comunidad, sin obra. Esta familia de obreros que buscan obrar con amor, de trabajadores que buscan trabajar con luz. Esta familia con frutos sin semillas, sentada delante pantallas totalmente planas.

Democracia: papá no está en el cementerio. Cuando el corazón se detiene, los gusanos hacen lo suyo y ya no queda lo que pensamos que queda. Son sólo cajones de madera. Tampoco quedan los espíritus flotando como fantasmas. Sólo estamos nosotros madre. Y tú me dejaste nuestros compromisos. Y yo me fui de donde soy.

escalones abajo

Al vaso no le sobra ni le falta nada: está por la mitad.
Contiene olvido. Bebo.
Río pues.
Encaro la escalera que me comunica con lo que soy, las alturas. Un águila baja hasta mi lugar. Desde allí recuerdo que vivo, que soy lo que gusto.
Brindo por mí.
Escribo para embellecer las grietas del ser.

novisión

el cielo se parte
sus pedazos me abrazan

ella está en
el cielo claro
sueño que soy

el cielo
se parte
en pedazos

me abraza


ella en el cielo
es el cielo
no hay que ser
genio para verlo
y no la veo
no la veo