...la vida de los libros...

En un comienzo existió el buen diálogo entre los libros considerados sagrados, porque todos inspiran un mensaje de paz, de amor al prójimo. Pero cuando tuvieron ojos y vieron sus lomos, el amarillento de sus hojas, el decir diferente se terminó la confianza. Una feroz batalla se libró entre ellos, ante los ojos atónitos de sus vecinos no sagrados.
Pero los libros se engendran en sentimientos anteriores a la guerra; cuando las palabras sólo vienen y lo que se busca es todo lo contrario a capturarlas.

Busco no pensar, ser de otra cosa que agua, filtrarme por abajo de la puerta y en la calle diluirme como un pensamiento. Veo que estoy en cero, que es el momento exacto de saltar hacia arriba de nuevo. La cosecha de tumores es formidable, pasaron las viejas épocas de flores. Ahora lo que sembramos crece, y dificulta nuestran tímida existencia. Como hijos que somos de la superabundancia de petróleo, no de un mundo crudo y lleno de vida. Sillón de cuero, uñas limpias, ni sudor ni demora. Cada día es un alimento para mi espíritu enlatado. Cada nota desagarra el silencio que no quiero ¿¿¿Desde dóõømde habla esta voz que también soy, y es otro??? El cielo es el regalo que mis ojos le hacen al resto de mi cuerpo; las estrellas y constelaciones se ven como en un mapa los pueblos y la ruta.

...de la buena memoria...

Llevó un tiempo, pero los libros se unieron y, ni bien pudieron, se alzaron en contra de los humanos. Plantaron sus personajes en el cotidiano, y éstos, con la simpatía de lo imaginado, encantaron las mentes de ojos torpes. Tanto monstruo dando vueltas no es posible, dijeron los humanos: pero ya no eran sino líneas garabateadas en un papel.
¡Los libros habían vencido!
Los personajes engendraron un caos insoportable, de ideas chuecas, de frases que a nadie le interesaba analizar ¡porque eran todos personajes!
No lograron convivir en armonía: cómo podrían hacerlo si cada uno tiró siempre para su lado. Los humanos protestaron, intentaron recobrar las tres dimensiones. Los libros no reprimieron a sus ex-propietarios, sólo les cambiaron puntos y comas.
Así vivimos engañados. Llega el final de la historia, se repite, comienza.
Conspiran las palabras entre sí, para gobernarnos.