Como borrones así veloces

Sólo hay una verdad descarnada, es cruel y ruidosa, y se caga la excrecencia material positivista con aspiraciones a "algo más" que soy, monstruo convertible-irascible que me despierta en lo mejor del sueño, inyectando sus pesadillas y más locura, baila en su lugar de siempre, en mi sombra, es mentira el arte la tranquilidad el amor, prefiero arrojar pesadas piedras apostando a que el otro resistirá si tengo la fortuna de pegarle, y en ese limite va la muerte, que, a su vez, procura darle cierta transcendencia a los actos, dichos, sentimientos, pero bahhhhh, pum, tra tra tráaaaa, ya caminé suficiente y creo que esto no es asi, que en la nube flatulenta del idilio con la razón no llego a estar a salvo de mí mismo, preso de la antropofagia sutil o el canibalismo explícito. Todos los peros van al cielo y la mayoría de los cuerpos bajo tierra, cuando el sencillo corazón se agota.
Daría lo que sea por saber de dónde viene tanto acelere, tanta desazón por lo cotidiano, este estúpido orgullo y lo abandonaría para transformarme en alguien paciente generoso e intuitivo. En el espejo encuentro mi abundante imbecilidad; una risa tan honesta como amarga, que alimenta la valentía del monstruo, que me palpa, va midiendo, y, aburrido de mí, me traga de un bocado mientras sueño.