Sólo hay una verdad descarnada, es cruel y ruidosa, y se caga la excrecencia material positivista con aspiraciones a "algo
más" que soy, monstruo convertible-irascible que me despierta en lo
mejor del sueño, inyectando sus pesadillas y más locura, baila en su
lugar de siempre, en mi sombra, es mentira el arte la tranquilidad
el amor, prefiero arrojar pesadas piedras apostando a que el otro
resistirá si tengo la fortuna de pegarle, y en ese limite va la
muerte, que, a su vez, procura darle cierta transcendencia a los actos, dichos, sentimientos, pero bahhhhh, pum, tra tra tráaaaa, ya caminé suficiente y
creo que esto no es asi, que en la nube flatulenta del idilio con la razón no llego a estar a salvo de mí mismo,
preso de la
antropofagia sutil o el canibalismo explícito. Todos los peros
van al cielo y la mayoría de los cuerpos bajo tierra, cuando el sencillo corazón
se agota.
Daría lo que sea por saber de
dónde viene tanto acelere, tanta desazón por lo cotidiano, este estúpido
orgullo y lo abandonaría para transformarme en alguien
paciente generoso e intuitivo. En el espejo encuentro mi abundante imbecilidad; una risa tan honesta como amarga, que alimenta la valentía del monstruo, que me palpa, va midiendo, y, aburrido de
mí, me traga de un bocado mientras sueño.
Acróbata Chino
Mutante
cabeza corazón
que siente piensa
la marea del Ser
los errores
los gestos
el
re-des-conocimiento
lo inevitable de
tocar fondo
dejarse llevar
buscar la salida
abrazarse a la
orilla
como a una madre
adorarla
besarla
llorar en ella
lágrimas que
en la arena
en la arena
el sol
veloz
evapora y pronto
la angustia es un
recuerdo
del que la
conciencia
no se atreve a
despegar
cabeza corazón
que siente piensa
avanza
hacia ninguna
construcción
hacia ninguna
palabra
siquiera
pero si esto es
la orilla
esto es mi madre
hogar y locura
no hay fuego
capaz de enseñar
lo que no se
quiere aprender
caliento mis
manos
en la grieta
oscura y
tenebrosa
refugio
del viento helado
cabeza corazón
muere ya
tu miseria
haz que las
pesadillas
se disuelvan en
la arena
como las lágrimas
vapor
recuerdo en
ascenso
al cielo
La ruta
La ruta: semanas
sin nada que fumar, días sin mate, mucho pan y queso y queso y pan. Resultado:
constipación. Nunca me había pasado, ahora entiendo por qué tanta propaganda de
esos yogures violetas, aunque sigo sin creer que sea un lácteo lo que te manda
a evacuar. Ya son tres días y la sensación es que se me debe notar en la cara
cierto malhumor. Con un yogur (de los comunes, no esos supuestos laxantes) y
unas pepas (muy baratas) en la panza me voy al campo de los alisos (¿el champs elyses tucumano?). La mañana es
fría, la vista del cerro nevado en la punta da más frío aún.
Llego hasta el
río donde están construyendo un puente: uno con pilares de cemento, amplio,
para que lleguen contingentes de turistas (lácteos cigarrillos). No hay, de
momento, manera de cruzar sin mojarse las paticas.
Con una pequeña
mochila, donde viaja la vianda, y con patri (la bici) sobre mi hombro derecho
cruzo el río. Tendrá unos cien metros de ancho y es caudaloso: el agua me llega
a las rodillas, y por momentos algo más arriba. Cuando termino el cruce dejo a
patri contra una piedra y me mojo la cabeza, ya empieza a sentirse el sol. Los
obreros me miran y comentan mi aspecto hippie. Les son–río, les hago la “v” de
la victoria, y sigo mi rumbo.
En el campamento
de los guarda–parque no hay ni uno de ellos sino más obreros que me indican el
camino hacia “Los Chorizos”.
Es todo en
subida, el camino de yunga me fascina, pero su humedad, su inquebrantable
calor… lo hacen bastante denso. Luego de un par de kilómetros me detengo a
respirar hondo. Obtengo sin querer instantes de bella Iluminación. Me encuentro
vacío. Pido amor para todos los seres, como yo, vacíos. La creación llena mis
pulmones de aquí y ahora. Soy uno con el aire. Puedo verme como en imagen
satelital: una flatulencia en el planeta.
Estar Iluminado
no es un estado. No es fácil ni complicado, es algo así como dejarse llevar y
resistirse al mismo tiempo.
Llego a Los
Chorizos: un claro, una casa, y cerros que asoman en distintas direcciones. Me
detengo a mirarlos, mientras mastico unas aceitunas.
Se nubla en tan
solo segundos. Decido volver. En el trayecto, veo una picada hacia el rio, que
se escucha sugerente y vivaz. Un cartel advierte “no entrar sin autorización”.
Le pido permiso a la Pacha y con todo el respeto del que me siento capaz, bajo.
El rio se
encuentra espléndido. Hay árboles maravillosos. La resolana es fuerte, me
refugio en la sombra. También hay pequeñas playas de arena y pozones donde
sumergirse a gusto. Me desnudo, juego en el agua helada. Grito. Soy niño otra
vez, durante quince minutos.
Allá en el fondo
veo unos refusilos. El cielo ennegrece.
Salgo del agua,
subo la picada, retomo el sendero. Llego al campamento donde los obreros ya no
trabajan: juegan un truco de a seis durante la sobremesa. Se larga una lluvia
torrencial. Me advierten “no salgas, en la crecida vienen unos piedrones…”. No
traje carpa ni abrigo o más comida que pasas y maní. Solo tengo a Patri y mi
gran sonrisa.
Me siento un poco
como el chaboncito de “Into the wild”, nada más que con obreros copados tomando
mate, bajo techo.
–
Tendremos
que quedarnos.
–
Pero
no tengo nada, abrigo, comida….
–
Algo
te conseguiremos.
Así es: de noche
me tiran una colchoneta, una frazada, cenamos arroz con pollo. Como arroz. Los
obreros se extrañan y se apenan.
Hacer yoga, ser
vegetariano o gay, no es lo mismo hoy que hace cuarenta años. De cualquier
manera para mucha gente es síntoma de mala salud. Y contagioso quizá.
...nuestras manos...
Nuestras manos
Nada hacen
Solo se estiran
Hacia un lugar
Donde nada hay
Nuestras manos
Nada quieren
Sólo el sol
Rumiante en la
cabeza
Abrasador de todos
los sueños
De los días
Tenemos un claro
propósito
Hacer nada
Todos juntos
Al mismo tiempo
Para conocer lo
que se piensa
No alcanza
pensarlo y ya
Es preciso saber
conscientemente
Qué se piensa
Y cómo se
transforma ese pensar
Para amar no
alcanza con que algo
Nos lleve hacia a
ello
Hay que depositar
un esfuerzo en amar
El mosquito que
te chupa
Precisa nuestro
amor
Mi yo precisa
nuestra atención
Mi yo es falso
Se posa en mi
culo
Una parte mía
Un puñado de
sangre
Continúa en forma
de mosquito
Las otras siguen
reunidas en algún lugar
...descalzo...
Vivo la erosión, el viento implanta escamas en mi piel. Soy
propietario de la humanidad; podría resultar fácil decirlo, pero no lo es,
porque soy un hombre, uno que caminó décadas enteras, que hizo y deshizo siempre
lo mismo.
Entra a un lujoso prostíbulo, toma cocaína con un billete que
al día siguiente entregará en carpeta de cuero con papeles firmados. Whisky caro,
putas caras, auto caro. Borracho le bailan en el caño, deambula por la
ciudad: encarna el bienestar.
Mi inacción me transformó en un espectro que ronda las
calles. No como, no opino, no abrazo. Vivo del insomnio, en amor eterno con la noche
bruja hermosa.
Alguien vende su teoría de problema social. El que nada tiene
usa su maravillosa vida en ganarse la vida. Es la angustia que te come el
pecho, es la pregunta qué vamos a hacer a
los gritos, es la certeza de no tener un plato de comida, trabajo, vocación.
Ojos de odio, mocos viejos, ropa andrajosa. Los trenes de
siempre una y otra vez. Las monedas a sus padres. La filosa mirada de la gente
es otra paliza.
La calle revienta termómetros. Todos te quieren cobrar peaje,
tener el poder de paso. Nadie regala una baldosa. Van rápido, parece que hacen
cosas, viven la demencia naturalmente. Luego enferman, caen, pero al recobrarse
se creen más importantes.
Vivo alerta de no ser descubierto: no hago nada.
Sin embargo les tendí una trampa: nadie me ve.
Caerán: el infierno les espera con un mal viaje de verdad. Por cada día
en sus islas exclusivas, por cada línea de tren de merca, por el uso indebido
de plata ajena. Por obligarnos a usar zapatos y ellos ser la piedra.
...las panzas de la calle...
vamos a
ver otra cosa
ushuaia
al norte
el
pacífico a la derecha
piedras florecidas
o seremos
como siempre
ciudad racimo
filicida
parto mutante
de bebé
a violador
vamos a
ver otra cosa
que un
humano cavernícola
tómalo con
coca
bailate
este merengue
por los
hijos que vienen
en las
panzas de la calle
¿pero quién
le dará teta
a la tierra inundada?
¡vamos
navegantes!
marineros cerebrales
simultánea
armónica
sintética
de
generación
en
generación
permanente
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