...amor hermanx...

“Una flor, un amigo, una estrella no son nada,
si tú no pones en ellos una flor, un amigo o una estrella”.
(Antonio Porchia)

Sale el Sol y yo de la carpa: estiro mis huesos y respiro hondo durante media hora. Luego corto unas ramitas para encender el fuego. Alguien amasa lo que serán unos chapatis. Con el fuego en otras manos subo a regar los frutales. Alguien dibuja, alguien canta. Los primeros mates y aplauden desde la cocina.
Nos damos las manos, agradeciendo los sagrados alimentos. Alguien habla y se manifiesta, ante los oídos abiertos de quienes estamos en círculo.
El Ser Planetario guarda un espacio en su corazón para cada alma que lo habita. Trabajar para la tierra y en favor de nuestra comunidad, lleva a admirar lo mucho que llevamos dentro y debemos descubrir.

Aldea Velatropa : AldeaPlaneta

Dicen que la Aldea comienza un invierno en el que cae nieve en Buenos Aires. Que la empezó la misma persona, sola, por segunda vez. Con nieve, como si fuera una era glacial la que se repitiese. Diferenciamos historia de pasado: la historia se escribe en el presente, y con ella se construye el pensar de las generaciones por venir. Entonces para contar cómo y cuándo comienza la Aldea podríamos remontarnos muy atrás, o muy alto, y no tendría más sentido que decir que la Aldea se crea todos los días, en el Aquí y Ahora.

El paradigma social actual coloca a las comunidades en las que vivimos en el lugar de los ideales que nunca se alcanzan. Este paradigma, parte de un proceso humano, de una "evolución", está en plena crisis. Tal vez la arista más visiblemente derruida sea la ambiental, donde lo legal se contenta con determinar el precio que implica destruir al Planeta, o sea, qué valor tiene la vida, quiénes pueden acceder a qué condiciones.

Se habla de Aldea Global pero esto no se comprueba en la realidad; las pujas políticas económicas y sociales se dan en un ambiente belicoso, absurdo, paradójico. Digamos que esta Aldea Global es una comunidad sin obra.
Enfrentados sin saber qué hacer; el otro es un igual y una amenaza.

Nuestra ignorancia nos aleja de la esencia, esto es: sentir la energía de la Tierra, saber que nos acompaña a todos de igual manera. Respetar los ciclos naturales poco tiene que ver con nuestra "civilización".

Generamos un nuevo paradigma, otra "civilización", centrado en la confianza del Ser humano y no en la imperfección del Hacer. Es por eso que optamos por la acción directa y auto-organizada; porque confiamos en nuestro pensamiento crítico y en nuestra intención benéfica de paz.

Pabellón 5 Ciudad Universitaria : Centro Experimental Universitario

En nuestra experiencia comprobamos que el grupo en sí es más que la suma de individuos; que es la herramienta más valiosa para emprender cualquier tarea, ya que posibilita a los individuos desarrollarse en el ámbito humano. La autonomía de una comunidad depende de su capacidad de empatía y sinergia y todo organismo que se jacte de autónomo debe, por tanto, ser horizontal e interdisciplinario de comienzo a fin.

Humanos mecánicos no distinguen su propia explotación y autodestrucción. Ser eficientes en trabajos que no nos satisfacen, es limitar nuestra creatividad, nuestro espíritu, que por naturaleza buscan escapar a cualquier límite. Seguir en la alienación nos impide cualquier crecimiento. Así como se habitan los ideales, también se habitan las acciones; comprobamos que un basural habitado es un jardín, que el relleno sanitario sembrado es una huerta. Definitivamente el paraíso existe, pero necesita ser construido y cuidado. Es un bosque cualquiera, al borde de cualquier río.

El mensaje de la Comunidad no se basa en Grandes Ideales, sino en Pequeños Hechos Prácticos. El libre albedrío, ¿es un ideal? ¿O acaso se da todos los días, momento a momento? El mensaje de la comunidad es producir círculos virtuosos auto-sustentables.

El concepto de basura que este sistema propone es un insulto a la inteligencia. La era moderna adoptó la creencia científica de que en la naturaleza existe basura, basada en su afán de consumo ilimitado. Su tiempo lineal, su dinero en dos dimensiones.

Nuestro trabajo en comunidad es para generar hábitos comunitarios; es urgente que entendamos la importancia de asumir nuestra responsabilidad con el Ser Planetario.

Si consideramos sus 4600 millones de años (aproximadamente) como si fuesen un día de 24 horas, el humano aparece en el minuto 59 de la hora 23, en el segundo 59. Y más: si contamos todos los seres de todas las especies, los humanos no somos, precisamente, muchos. Tal vez por eso creemos en la vida en comunidad, en querernos como familia más allá de la sangre.

Buscamos devolverle el Ser al Hacer. Esto significa, ni más ni menos, valorar con plena conciencia aquellas acciones cotidianas que implican nuestro desarrollo como individuos. En una comunidad de paz, cada habitante debe conectarse con su propósito de vida, su vocación, su deseo interior profundo. Y así comprender que el valor que damos a los otros, es el valor que nos damos a nosotros mismos.