Meditación en el crepúsculo del psiconáuta presente

El viento desintegra mis días en una mano del Sol pantano. La vibración simula continuidad, individuación. La solidez de mis pasos varía según mi fuerza. Los médanos pueden permanecer o deshacerme. Quizás dependa del viento. De la arena y los golpes en los ojos.
Las palabras me hacen viajar, adentrarme en nuevos mundos.
La voluntad sostiene a dios, que masca, hace globos; a veces creo que su saliva alimenta. Que me tocan sus océanos y valles.
Despierto, voy hacia adentro. Me elevo, cada sitio es un planeta. Cada persona un sitio. Busco el mío. Allí donde soy el océano, el barco y la isla; lo tóxico, el viaje mismo, el monstruo que habita el Sol desierto.
Allí donde no soy parte de la totalidad. Allí donde soy todo.

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