...de la buena memoria...

Llevó un tiempo, pero los libros se unieron y, ni bien pudieron, se alzaron en contra de los humanos. Plantaron sus personajes en el cotidiano, y éstos, con la simpatía de lo imaginado, encantaron las mentes de ojos torpes. Tanto monstruo dando vueltas no es posible, dijeron los humanos: pero ya no eran sino líneas garabateadas en un papel.
¡Los libros habían vencido!
Los personajes engendraron un caos insoportable, de ideas chuecas, de frases que a nadie le interesaba analizar ¡porque eran todos personajes!
No lograron convivir en armonía: cómo podrían hacerlo si cada uno tiró siempre para su lado. Los humanos protestaron, intentaron recobrar las tres dimensiones. Los libros no reprimieron a sus ex-propietarios, sólo les cambiaron puntos y comas.
Así vivimos engañados. Llega el final de la historia, se repite, comienza.
Conspiran las palabras entre sí, para gobernarnos.

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